AIS - Cono Sur

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Argentina - Chile - Perú

por Herbert Mujica Rojas

14-2-2002


Hay sectas cuyo accionar provoca un profundo daño en la sociedad, lo cual aún no ha sido materia del estudio imprescindible de quienes se jactan de “analistas” y “exégetas” de la realidad social. Por el flagrante desconocimiento del problema sectario en el Perú tenemos la obligación de promover el abordaje de esta problemática entre los periodistas, sociólogos, antropólogos, médicos, psiquiatras, psicólogos, abogados y demás profesionales involucrados y comprometidos con el desarrollo democrático del país y dispuestos a condenar cualquier acto que viole los derechos humanos de toda persona y, en especial, su derecho a la libertad de consciencia.

Este trabajo, producto de múltiples horas de trabajo en Lima, Arequipa y otras partes del país y Latinoamérica pretende cumplir un papel pedagógico al denunciar al Sodalitium Christianae Vitae, grupo fascista por convicción y temperamento, y su cancerosa acción al interior de la sociedad peruana. Puédese discrepar de él, de pronto suscita opiniones violentamente contrarias, pero lo que sí va a ser imposible es ignorarlo.

Pocos meses atrás en El totalitarismo católico en el Perú, tesis que en su edición príncipe incluyó menciones a las baladronadas que acostumbra impulsar el Sodalitium, denunciamos cómo, a partir del Concordato, vínculo internacional no sancionado por ningún Congreso, la Iglesia Católica vive a expensas del no pago de tributos y además de los miles de dólares que sus principales funcionarios se embolsican cada mes, sin trabajar, sin merecerlo y en una constante expoliación del pueblo peruano, que no tiene cuando terminar porque se hace en nombre de una “fe” tradicional y que en realidad ha constituido la continuación de un robo que ya supera los 500 años de permanencia insolente en el país. Este mismo Concordato es el que, amparando a la Iglesia Católica, favorece legalmente el expansionismo sodálite y es el que utiliza esta secta para proteger sus inversiones.

Lea pues, amigo lector, estas procelosas páginas con ojos críticos, compulse fuentes, acuda a testimonios, revise materiales, proponga una refutación científica, orgánica. A una idea se la combate con otra. Al sectarismo difundido por el Sodalitium le denunciamos en la comisión de múltiples actividades que son fácilmente comprobables en diarios y publicaciones. A las sectas hay que enfrentarlas con decisión y valentía indómitas. El fanático sabe que cuando tiene a adversarios de ese jaez sólo tiene una opción: luchar o morir. Y puedo anunciar, sin jactancia, pero premunido de la verdad verdadera, que habemos muchos dispuestos a erradicar la presencia de estos disociadores y su prédica retrógrada, exaltadora de principios antidemocráticos y profundamente racistas.

05-abril-2016

26.10.15

AméricaTV, Cuarto Poder: Sodalicio, surgen más denuncias de ex-integrantes por abuso sexual (vídeos)



- Vídeo 1: minuto 13:48 aprox. aparece el Dr. Héctor Guillén Tamayo, miembro fundador de AIS-Cono Sur:
http://www.americatv.com.pe/cuarto-poder/reportaje/sodalicio-surgen-mas-denuncias-exintegrantes-abuso-sexual-noticia-35095?ref=ivmv

- Vídeo 2:
http://www.americatv.com.pe/cuarto-poder/reportaje/sodalicio-surgen-mas-denuncias-exintegrantes-abuso-sexual-noticia-35095

¿Cuál es el destino judicial y eclesiástico de estas denuncias y del mismo Luis Fernando Figari, hoy de retiro espiritual en Roma?
Nuevos testimonios de ex miembros del Sodalicio de Vida Cristiana confirman los abusos y daños irreparables que sufrieron jóvenes por parte del fundador y líder de esta congregación, Luis Fernando Figari Rodrigo, así como de otros líderes espirituales de esa organización.
“En el año 1991 previamente a ingresar a la comunidad, Luis Fernando Figari se aparece una madrugada y nos dice quítense la ropa y quédense en calzoncillos y recuerdo a alguien filmándonos, como en este momento”, reveló a Cuarto Poder el exsodalite Oscar Osterling.
Una cadena de abusos psicológicos, físicos y hasta sexuales que se inician con técnicas de manipulación en la que un adolescente pierde su identidad, el derecho a tener ideas propias, reprimir su sexualidad y practicar la obediencia absoluta hacia su líder en nombre de Dios.
Oscar Osterling formó parte del Sodalicio durante dos décadas. Entregó los mejores años de su vida al servicio de esa congregación católica ultraconservadora.
Pero el 2011 decidió salirse de ella cansado de los maltratos psicológicos a los que fue sometido en los últimos cuatros años. El Sodalicio lo castigó y lo envío a Colombia contra su voluntad, por una falta que ellos consideraron muy grave: haberse enamorado de una chica.
“No llego a nada sencillamente había una amistad. A mí me marcó muchísimo. Fue un abuso de autoridad, querían que a través de los test proyectivos apareciera algo. Ellos me decían tú vas a hacer los que diga Luis Fernando”, indicó.
Años después, Osterling denunció estos hechos ante el Tribunal Eclesiástico y se entrevistó con su presidente, el sacerdote Víctor Huapaya.
“Fui a hablar con el padre Huapaya y me dice que no han avanzado nada. Yo ya envíe las denuncias a Roma hace tiempo y me dice que cree que hay alguien en Roma del Sodalicio atajando las denuncias, se refería al Procurador”, recordó.
También denunció prácticas ilegales del Sodalicio, como la vulneración del secreto de sus comunicaciones. En el libro de Pedro Salinas también se hace referencia a la intervención de la correspondencia de los que vivían en comunidad.
Pero de acuerdo a los testimonios brindados por exsodálites, Luis Fernando Figari no sería el único que habría practicado la pederastia al interior de esa organización.
El ya fallecido German Doig, el llamado vicario del Sodalicio y quien fuera en su momento el número dos de esa comunidad, también fue acusado de violación por tres de sus víctimas y esto provocó que su trámite de beatificación iniciado en Roma se paralice.
También otros dos sodálites consagrados muy allegados a Luis Fernando Figari fueron acusados por el mismo delito: violación. Daniel Beltrán Murguía Ward y Jeffrey Daniels.

¡Imperdible!



Fin de la Portada

lunes, 9 de febrero de 2009

La última pastilla- Jaime Bayly

Sociedad Lun. 26 ene '09
La última pastilla
Autor: Jaime Bayly
http://peru21.pe/impresa/noticia/ultima-pastilla/2009-01-26/236794

Soñé que mi tío, el millonario con fama de avaro, el minero cuya fortuna se calculaba no en millones sino en centenares de millones de dólares, el solterón empedernido, el calvo chismoso y socarrón, el que me saludó desdeñosamente al lado del cadáver de mi padre, el que invitaba a mi madre todos los años a unos viajes fastuosos por Europa con mayordomo y chofer viajando con ellos, el navegante melancólico, el amante del mar, el homosexual discreto y encantador con tres copas de vino, se hallaba enfermo y sabía que su muerte era inminente y sentía un miedo muy humano ante el final inevitable.

Soñé que mi tío, el millonario avaro que se burlaba de la fe de mi madre y de su militancia en el Opus Dei, llamándola "la beatita", se asustaba tanto sabiendo que su enfermedad había adquirido ya un carácter irreversible, que llamaba a mi madre y le pedía auxilio religioso y le decía que quería confesarse con el padre Joaquín, del Opus Dei, el mismo que confesó e impuso la extremaunción a mi padre agonizante, el mismo que me saludó amablemente al lado del cadáver de mi padre.

Soñé que mi madre confortaba a mi tío millonario, que le llevaba religiosos del Opus Dei para aliviarle los tormentos de la conciencia y facilitarte el tránsito al más allá, que le ponía estampitas de San José María en el pecho, que rezaban juntos él y ella la estampita, que mi tío se convertía fervorosamente en sus últimos días y abrazaba con pasión temblorosa la fe en Dios y en su bienamado San José María, fundador del Opus Dei, y eso llenaba de dicha y consuelo a mi madre, que tan buena hermana había sido siempre con él, soportando sus ironías crueles y sus regaños destemplados, acompañándolo sin muchas ganas en sus viajes principescos por el mundo, con chofer y mayordomo, sospechosos ambos, por su briosa juventud, de prestarle otros servicios en horas fuera de servicio.

Soñé que mi tío llamaba a su abogado, amigo de mi madre, y rehacía su testamento y legaba su inmensa fortuna a mi madre y solo a mi madre, despojando de toda herencia al resto de sus hermanos y hermanas, con varios de los cuales se hallaba enemistado por cuestiones de dinero, por préstamos que él pensaba que no habían sido pagados o por acciones de su compañía minera que él quería comprar y su hermana no le había vendido, escaramuzas financieras que le valieron a mi madre convertirse en la heredera única y universal del patrimonio de su hermano, que antes la llamaba riéndose "la beatita" y ahora la tomaba de la mano, después de rezar juntos la estampita del Padre, y le decía "eres una santa, eres mi salvadora".

Soñé que mi tío moría en paz, acariciado en la frente y las manos por mi madre, rodeado de religiosos del Opus Dei, en ausencia de algunos de sus hermanos y hermanas, que no le perdonaban ciertos actos de crueldad o egoísmo en el ejercicio despótico de su fortuna.

Soñé que mi tío era enterrado en el mismo cementerio en que reposaban los huesos de mi padre y que un sacerdote del Opus Dei pronunciaba las honras fúnebres y que entre las manos ya frías de mi tío se había deslizado suavemente una estampita de San José María para que lo acompañase en la vida eterna. Soñé que mi madre lloraba, pero no era una llanto cargado de tristeza sino de alivio y reprimida alegría porque escondía la certeza de que su hermano, en la hora final, había visto la luz, se había convertido a la verdad, al camino del bien, y se había purificado y redimido de sus faltas, asegurándose de ese modo el perdón de Nuestro Señor y un lugar perpetuo en el cielo, no muy lejos de mi padre, también esperándonos en el cielo.

Soñé que mi madre estaba sentada en un estudio de abogados y escuchaba la lectura del testamento de su hermano y se enteraba emocionada de lo que ya su hermano le había susurrado al oído, con voz trémula, cuando agonizaba: que ella se quedaría con los quinientos millones de dólares en que se calculaba su patrimonio.

Soñé que mi madre se convertía en una de las mujeres más acaudaladas de la ciudad y mis hermanos celebraban con vinos y habanos la certeza de que ella compartiría su inmensa fortuna con ellos y que los religiosos y consejeros laicos del Opus también celebraban, aunque más austeramente, la certeza de que ellos no serían del todo ajenos a la fortuna de la que ahora disponía la antigua y leal numeraria de La Obra, de quien se esperaba una pronta donación como gesto de gratitud a quienes la habían acompañado y socorrido espiritualmente durante su accidentado viaje terrenal.

Soñé que mi madre reunía a todos los hermanos, incluyéndome, en el comedor de la casa y nos comunicaba con voz suave y tranquila que había decidido donar el noventa por ciento de la fortuna heredada al Opus Dei, porque eso era lo que le dictaba su conciencia, lo que Dios le ordenaba en su infinita sabiduría, y mis hermanos y yo nos mirábamos perplejos y algunos, los más insolentes, se ponían de pie y protestaban y exigían ese dinero y decían que no tenía derecho de humillarnos de ese modo, despojándonos de su fortuna y prefiriendo sobre nosotros, sus hijos, a los curas del Opus.

Soñé que, tratando de demostrarle a mi padre muerto que no sería el perdedor fracasado que él me decía que sería cuando me llevaba al colegio, me lanzaba como candidato a la presidencia del Perú. Soñé que mi madre se contentaba e ilusionaba tanto con mi candidatura, que me donaba diez millones de dólares para financiarla. Soñé que besaba a mi madre y le decía que era la mejor madre del mundo. Este era el momento más feliz del sueño, porque no pensaba gastarme los diez millones en la campaña, naturalmente, solo la mitad, pero esto no se lo decía a mi madre.

Soñé que, ya siendo candidato, y a buen recaudo los millones que mi madre había donado, anunciaba que, de ganar la presidencia, dictaría leyes para que el Estado Peruano fuese laico y dejase de subvencionar a los jerarcas de la iglesia católica y hasta a sus monaguillos, como dictaban las leyes vigentes, puesto que era injusto y discriminatorio que el Estado financiase a una confesión religiosa, en esta caso la iglesia católica, en perjuicio de las otras confesiones o de los contribuyentes que no creían en ninguna religión pero que pagaban sus impuestos, no siendo justo que los impuestos de un peruano judío, mormón, evangelista, musulmán o de cualquier otra confesión religiosa o agnóstico o ateo sirviesen para pagar la planilla del clero de la iglesia católica, incluyendo a sus monaguillos.

Soñé que, contra todo pronóstico, mi candidatura despuntaba y lograba pasar a la segunda vuelta, con el voto de mi madre. Soñé que los jóvenes veían con simpatía las ideas rebeldes y libertarias que defendía con pasión. Soñé que las encuestas predecían que el triunfo era posible. Soñé que Enrique Ghersi me preparaba para el debate final, confiado en mi habilidad natural para la simulación y la seducción y en mi lealtad incondicional a su astucia.

Soñé que el cardenal de Lima y jefe del Opus Dei en el Perú llamaba por teléfono a mi madre, alarmado ante la probabilidad de mi victoria, y la urgía a reunirse en privado con él. Soñé que mi madre acudía presurosa al llamado de Su Monseñor, a quien tanto veneraba. Soñé que Monseñor, agitado, le decía: Tu hijo no debe ganar. Si tu hijo gana, destruirá el país. Si gana, destruirá a la iglesia, le quitará sus bienes y privilegios, la humillará. Tienes que impedir que tu hijo gane. No podemos dejarlo ganar.

Soñé que mi madre le decía: Pero ya no puedo quitarle la plata que le regalé, Monseñor. Solo puedo no votar por él en la segunda vuelta, y eso haré si usted me lo pide. Soñé que el Cardenal le decía, bajando la voz: No basta con eso, hija mía. Tienes que frenar a tu hijo. Tienes que acabar con él.

Soñé que mi madre no entendía y preguntaba: ¿Cómo puedo frenarlo, Monseñor? Usted sabe que mi hijo es muy rebelde y hace lo que le da la gana. Yo no puedo hacer nada. Soñé que Monseñor le decía, depositando en sus manos una pastilla: Invítalo a tomar el té y mete esta pastilla en su taza y disuélvela bien. Así estaremos seguros de que el Perú no caerá en manos de un ateo satánico. Soñé que mi madre, temblando, le preguntaba: ¿Quiere que envenene a mi hijo, Monseñor? Soñé que él le respondía: Quiero que salves al Perú, mandando a tu hijo al Juicio Final con Nuestro Creador.

Soñé que mi madre, a la salida del despacho del Cardenal, elevaba una última plegaria al cielo, se hincaba de rodillas en el templo, encomendaba su alma a San José María y se tragaba la pastilla.

Han perdido la decencia... ha ganado la igualdad: Estado Laico kaput

Las diversas confesiones religiosas que propugnan
el proyecto de ley de igualdad religiosa aprobado ayer
en el Congreso han perdido la dignidad y la decencia
y se declaran enemigos de un Estado Laico para el Perú


A los interesados en un Estado Laico:

http://www.facebook.com/group.php?gid=115280842118

Pretendíamos que el Estado Laico promoviese la separación irrestricta de iglesias y Estado, que fuese un modo civilizado de convivencia entre los creyentes de diversos credos entre sí y entre los creyentes y no-creyentes. Pensábamos que el pretendido Estado Laico iba a ser la culminacion de un esfuerzo ético por la neutralidad, el respeto y la tolerancia mutua.

Sin embargo es evidente que el totalitarismo de las sectas religiosas se está imponiendo arteramente sobre el anhelo de construir un Estado racional, moderno y democrático para todos. El Estado que vendrá ahora será un Estado donde el avasallamiento de la libertad de conciencia mediante la persuasión coercitiva en la educación pública estará validado por el concepto torcido de "libertad religiosa". La "libertad religiosa", como dijo un visionario, es la libertad de los ignorantes, es la necesidad de mantenerse en el oscurantismo disfrazando la ignorancia cual si fuese un "derecho humano".

Estamos al filo de permitir que nuestra patria se convierta en el paraíso de las sectas donde cualquier grupo religioso, ahora con condición de ente jurídico público, tenga la prerrogativa de usufructuar de nuestos impuestos y del patrimonio nacional, para el enriquecimiento particular de sus líderes.

Ahora quieren que veamos impasibles cómo se estabecen concordatos ya no solamente con la iglesia católica sino con cuanto grupete oscurantista y medieval quiera succionar de la mamadera del Estado Peruano. A diferencia del costoso avance de la laicidad logrado en varios países de la comunidad europea en el Perú vamos caminando raudamente al medioevo mediante el financiamiento y la subvención de las irracionalidades que promueve este proyecto de ley.

Ahora quieren que los bienes mal obtenidos sean "inembargables". En otras palabras, quieren la impunidad cuando sean acusados por cualquier delito que pudiesen cometer. La bancarrota de la iglesia católica estadounidense por los cargos de pederastia clerical no hubiese sido posible si sus bienes hubiesen sido declarados previamente "inembargables".

Ahora ya tampoco quieren pagar impuestos a la renta, alcabala, predial ni propiedad vehicular. Ahora ya no quieren bailar con su propio pañuelo. Ahora también quieren ser las sanguijuelas religiosas del Estado Peruano. Bonito ejemplo el de la iglesia católica.

Está en nuestras manos el elevar nuestra enérgica protesta y utilizar todos los foros de discusión posibles para lograr una conciencia corporativa e intentar evitar un retroceso monumental de nuestra sociedad a estadíos primitivos de religiosidad, irracionalidad y fundamentalismo.

Héctor Guillén Tamayo
03.07.09