Instrucciones contra los abusos sexuales P SALINAS

Política | Dom. 26 jun '11

Instrucciones contra los abusos

http://peru21.pe/impresa/noticia/instrucciones-contra-abusos/2011-06-26/307136

Autor: Pedro Salinas

Vaya. Se han demorado un tanto, algunos años, casi una eternidad. Pero por fin dan una buena señal. Es lo que parece, en todo caso. Aunque confieso que es difícil de creer. No porque sea anticlerical o escéptico hasta los huesos, o algo así, sino que, desde los escandalazos de Boston, denunciados por The Boston Globe, hasta el reciente caso Karadima, en Chile, no se había visto por parte de la iglesia católica una intención real o firme de proceder correctamente frente a los casos de abusos sexuales perpetrados por sus representantes. Y no exagero.

Miren nomás. No pasaban de la retórica. Del golpe demagógico. De la exhortación hueca. O del trámite burocrático y fariseo. O de la “sanción” simbólica, que apenas consistía en “penitencia y oración”. En plan Maciel. Por eso era difícil dar crédito a las palabras de Benedicto XVI en su carta a los católicos de Irlanda, porque ella no iba acompañada de acciones vigorosas. Incluso, hasta hace poco, el propio pontífice pretendió endilgarle a los medios la responsabilidad de la escandalera eclesial en torno a la pederastia, a través de señalamientos solapados, vinculándolos con fuerzas demoníacas y cosas semejantes, manejando un doble discurso. El de toda la vida, digamos. Pero ahora, para mi sorpresa, vienen requiriendo a todas las conferencias episcopales, medidas que rompan con el apocamiento eclesial acostumbrado frente a estos crímenes horrendos, que tienden a ocultarse y esconderse. Me refiero a la carta que suscribe el cardenal William Levada, prefecto de la congregación para la doctrina de la fe, en la que solicita la elaboración de lo que ha denominado “líneas guía”, que no son sino disposiciones a seguir para responder eficientemente a las tropelías libidinosas de sus religiosos. O sea, lo que está exigiendo el cardenal Levada es la implementación de procedimientos adecuados para asistir a las víctimas de tales gamberradas carnales. Procedimientos, ojo. Protocolos. No manuales de crisis para escamotear el problema. O para mitigar el impacto mediático. Que así es como actúan, ya saben, los depredadores y sus cómplices. Minimizando el daño de su imagen institucional, protegiendo al abusador, relegando y negando a las víctimas. Olvidándose de la caridad hacia la gente que ha sido dañada. Estas directrices –que deben traducirse en documentos, a más tardar en mayo del año entrante– demandan, verbigracia, que se dé prioridad a las víctimas, tratarlas con respeto, garantizar su protección, guardar la confidencialidad de sus nombres; subraya también la obligación de cooperar con la autoridad civil, asegurar la justicia; y aunque no se hace explícito en la carta, el jesuita Federico Lombardi, director de la oficina de información de la santa sede, sugiere en lo que se refiere a resarcir a las víctimas, una indemnización económica para los abusados, así como ser generosos en el pago de las terapias “y prever una cierta cantidad de dinero para compensar los daños sufridos”, como aparentemente se viene haciendo en Alemania. Asimismo, aun cuando el documento se enfoca en los sacerdotes, no deja de lado los abusos sexuales perpetrados por laicos o religiosos que formen parte de la institución eclesial. Por lo pronto, de acuerdo a lo informado por Lombardi, en los países de habla inglesa y en varios europeos ya se están aterrizando instrucciones ajustadas a estas “líneas guía”. Y en América Latina, Brasil y Chile ya están adoptando este tipo de medidas, seguidos por Venezuela. De Perú, por cierto, no se sabe nada todavía. Hasta ahora. No se oye, padre, es decir. Como sea. En caso el obispado diocesano asegure que la acusación presentada sea verosímil, se derivará el asunto a la mismísima congregación para la doctrina de la fe, la cual después de procesarlo determinará las penas eclesiásticas. La idea es darle un giro distinto al tipo de respuesta que usualmente ha tenido la iglesia ante estos casos. La del encubrimiento, el secretismo y el aconchabamiento. Que es lo de siempre. Ahora, por lo menos es lo que dicen, quieren afrontar esta plaga a tiempo y con eficacia. Bueno. Habrá que esperar. Ver para creer, como decía uno de los apóstoles más sensatos. Porque en estos temas, ya saben, el catolicismo hace ya bastante tiempo que perdió toda credibilidad. Toda.